«¿Cómo alcanzarte?». Primer premio del segundo ciclo de ESO. Miriam Alejandro Ascorbe.

 

Entonces te veo. Allí estás; oculta entre las nubes. Tan radiante como siempre, tan puntual, tan fiel a la noche… Hoy realmente resplandeces. Allá, en un punto del espacio no muy cercano a mí. ¿Cómo conseguirte? ¿Cómo alcanzarte?

Impaciente, cada día aguardo el momento en el que el sol se oculta y vienes a verme. Te ves tan bella allá en el cielo… Quién fuera pájaro para volar a tu lado. Quién fuera pez para nadar entre tu reflejo… Y yo, un simple lunático que sueña pero no logra, que siente pero no alcanza. Yo, que te amo más que a mi vida, tengo que conformarme con verte cada noche desde el pequeño metro y medio que ocupa mi balcón. El único lugar en el mundo que me llena de vida solo porque consigo verte a ti. Estiro el brazo e intento acariciarte. ¿Sientes mi mano? Yo siento tu luz, ¿no basta eso? Las estrellas, envidiosas, parpadean a modo de burla.

Al final, desapareces; te escondes por la llegada de tu enemigo. El sol ocupa su puesto y te remplaza. Algún día acabaré con él. Se lo prometes a ella. Dalo por hecho.

Pensando en ella, como cada día, me quedo profundamente dormido, soñando con nuestro reencuentro. ¿Loco? Loco de amor.

Pero llaman al teléfono.

– ¿Diga? ¿Amigo o enemigo?

– Toómate las pastillas, niño – por la voz sé que es mi madre. Bueno, por la voz y porque es la única que me llama niño a mis 37 años recién cumplidos, y la única que me llama, al fin y al cabo.

– Sí, mam… – cuelga.

Fin de la llamada semanal.

 

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